sábado, 27 de julio de 2013

Internet, la mejor arma del freelance contra la crisis


Los periodistas autónomos aprovechan las alternativas ofrecidas por la red para sortear las complicaciones derivadas de la contracción económica. Nuevos modelos de financiación como el crowdfunding permiten a los freelance vender directamente su trabajo al público sin tener que depender de unos medios de comunicación muy deteriorados por la recesión.

Decía Albert Einstein que  “en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”. Imaginación es el recurso al que han tenido que acudir los jóvenes periodistas para tratar de salir adelante y evitar ser fagocitados por el agotamiento del modelo mediático tradicional. Imaginación, en cualquier caso, no exenta de conocimiento.

Se ha convertido ya en rutina afirmar que la presente generación de jóvenes españoles es la más preparada de la historia. Las oportunidades que oferta el mercado laboral no son en ningún caso acordes al mencionado axioma. Colapsados los caminos convencionales de acceso a una remuneración que les permita valerse por sí mismos, esos jóvenes, también en el sector del periodismo, recurren hoy a vías alternativas.

“Otro año negro para la profesión”. Así se expresaba la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Carmen del Riego, durante la presentación del ‘Informe anual de la profesión periodística 2012’. Según la APM, más del 50 por ciento de los jóvenes periodistas encuestados lleva buscando su primer empleo sin éxito durante uno o dos años y un 12 por ciento lo ha estado haciendo entre dos y cuatro años.

“Yo quería desde hacía mucho tiempo dedicarme al periodismo internacional”, confiesa Laura Villadiego, reportera vallisoletana de 28 años. “Me tocó empezar a trabajar en plena crisis, en ese momento en el que conseguir un puesto como corresponsal de plantilla era imposible. Entonces, la única posibilidad que me quedaba era hacerme freelance”, relata esta periodista que lleva tres años y medio trabajando por cuenta propia en el Sudeste Asiático.

Si la crisis económica está afectando profundamente al periodismo, se está cebando especialmente con la información internacional. Su elevado precio y aparente lejanía hacen de ella la primera víctima de los recortes de presupuesto de los grupos mediáticos.

“Justo cuando se necesita más calidad y más análisis para entender cómo están cambiando el mundo y, por tanto, nuestras vidas, se cierran corresponsalías, se recortan viajes y coberturas, y se paga a la pieza o por conexión una cantidad ínfima por informar desde Siria o Libia”, escribe Cecilia Ballesteros, ex redactora jefe de la edición en castellano de Foreign Policy, en la obra colectiva “Queremos saber: cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos”.

La consecuencia directa de esta situación es que periodistas inexpertos que, como Villadiego, se quieren dedicar a la información internacional, no tienen otra salida que emprender un camino profesional autónomo. Haciendo buena la costumbre china que considera los periodos de crisis como tiempos de oportunidad, son muchos los jóvenes innovadores que, una vez establecidos como freelance, aprovechan las nuevas tecnologías para hacer periodismo por sendas alternativas a las tradicionales.

Un nuevo modelo

Jordi Pérez Colomé tenía 32 años cuando se quedó sin trabajo. “Hubo un cambio en la dirección de la empresa digital en la que trabajaba y decidí irme, llevándome conmigo el blog que había estado gestionando hasta ese momento”. Corría el año 2009 cuando Colomé decidió rebautizar aquel blog con su nombre actual: Obamaworld. “Cuando empecé, al ver que las vías de ingresos no podían llegar por los medios convencionales, intenté conseguirlas a través de mi web”. Más de tres años después y con un premio de periodismo digital a sus espaldas, el periodista catalán está en camino de hacer económicamente viable su proyecto. “La financiación me llega gracias a los lectores, que me dan dinero directamente vía crowdfunding”, revela. Este ‘autofreelance’ –es así como se denomina a sí mismo- ha colocado un botón de PayPal en su web, que le sirve para recibir donaciones. Asimismo, cuando planea un viaje solicita al público una cantidad mínima de dinero para realizarlo.

En noviembre de 2012, Obamaworld cubrió in situ las elecciones estadounidenses gracias a los 3.195 euros facilitados por sus seguidores. Fue su primera experiencia de crowdfunding y resultó más que exitosa, pues Colomé apenas había pedido 2.000 euros en un principio. Ahora, acaba de volver de Israel y Palestina, un viaje que ha realizado con un presupuesto de 4.690 euros donado por los lectores, prácticamente el doble de los 2.500 euros que había calculado. “El objetivo principal de mi viaje son esas personas que me han dado dinero, con lo cual llevaré dos blogs en paralelo, uno cerrado solo para ellos y otro abierto para el resto de gente que sigue la web habitualmente. Además, a la vuelta prepararé un reportaje largo que sacaré en ebook”, apunta.

El recurso al crowdfunding o financiación directa del público es cada vez más habitual entre los periodistas freelance. Incapaces de conseguir estabilidad económica a través de la venta de piezas informativas a los medios de comunicación, los reporteros independientes recurren a esta novedosa técnica para llevar a cabo nuevos proyectos. Plataformas como Verkami o Goteo actúan como intermediarias entre unos creadores y sus mecenas que, gracias a internet, pueden mantener una relación inmediata sin pasar por los cauces tradicionales. Normalmente, se ofrecen diferentes paquetes de financiación, con una cantidad mínima de cinco euros y un tope variable que puede alcanzar varios centenares de euros. A cambio, el contribuyente recibe acceso a contenidos exclusivos del periodista.

El dinero solicitado puede ser, como en el caso de Colomé, para realizar viajes. Sin embargo, las iniciativas más frecuentes consisten en la elaboración de reportajes largos o libros, cuyos autores suelen comercializar en formato electrónico o ebook, también a través de la red.

Uno de esos proyectos puestos en marcha por freelance españoles dedicados a la información internacional es Carro de Combate. “Se trata de un blog en el que analizamos la cadena de fabricación de diferentes productos. Estamos utilizando el crowdfunding para financiar nuestro primer libro, de unas 250 páginas, en el que investigamos sobre la industria del azúcar”, explica Villadiego, cofundadora de la iniciativa junto a Nazaret Castro, periodista asentada en Buenos Aires. La obra, que cuesta cinco euros en su versión electrónica, “trata de adentrarse en la historia para que el lector pueda comprenderla y no se quede con la información a la mitad”, destaca Villadiego desde Tailandia.

A pesar de la frágil estabilidad económica que acarrea depender de aportaciones esporádicas de los internautas, este sistema alternativo de financiación también conlleva ventajas. “El deberme a doscientas personas en lugar de a un medio de comunicación me permite ser más independiente, tanto en el sentido empresarial como en el periodístico”, asegura Colomé. “Al tener una relación mucho más directa con ellos, mis lectores juzgan más duramente mi honestidad, me obligan a ser más transparente”.

El caso del creador de Obamaworld, no obstante, es excepcional. En vez de considerar el blog como su principal ocupación, la mayoría de freelance, sobre todo los especializados en conflictos armados, utilizan sus respectivas webs como vías de escape para colocar las piezas periodísticas que no han sido capaces de vender a los medios tradicionales.

El periodista independiente Diego Represa fundó Hemisferio Zero hace dos años junto a varios compañeros de la universidad. Se trata de un sitio de información internacional que trata de cubrir todas las regiones del globo. Pese a haber sido premiado en dos ocasiones como mejor blog periodístico y de actualidad, Represa reconoce que, durante su estancia en Siria, Hemisferio Zero era para él “un bote salvavidas”. Este joven freelance viajó a territorio sirio dos veces en 2012 para informar sobre la guerra civil que allí tiene lugar. “Si no conseguía vender mi trabajo sabía que siempre me iba a quedar Hemisferio Zero porque es mi web, pero era mi última carta”.

En la misma línea, José Naranjo, reportero autónomo presente en la guerra de Mali, afirma que, además de informar para El País o la Cadena Ser, durante su estancia en el conflicto también escribía para su blog, Guinguinbali. “Es una página centrada en África de la que soy uno de los fundadores”, declara, para más adelante admitir que “aproximadamente, el 50% de las historias que elabora un freelance no las consigue publicar. Pero es un material al que se le puede dar salida por otro lado”.

¿Un “cuello de botella”?

En la actualidad tienen lugar en el mundo del periodismo dos dinámicas contradictorias. Por un lado, la crisis económica obliga a las empresas informativas a recortar sus plantillas o incluso a cerrar. Según la APM, hasta 197 medios de comunicación han desaparecido en España entre 2008 y 2012. Al mismo tiempo, el auge de internet hace aflorar nuevas plataformas que suplen el déficit de información provocado por la crisis. Cada día nacen nuevos medios online, algunos dirigidos por profesionales contrastados.

Ejemplo de ello es lo ocurrido con el diario Público. Los problemas económicos llevaron al periódico impreso a desaparecer de los kioscos. Hoy, apenas un año después, hasta tres nuevos proyectos han surgido de las cenizas de aquel. La Marea, eldiario.es e InfoLibre son medios online conformados en buena parte por los antiguos periodistas de la empresa de Roures. Los dos primeros solicitan a sus seguidores que se hagan socios y que, de esa forma, colaboren económicamente para mantenerlos a flote. Sus contenidos están abiertos a todo el público, mientras que el tercero cobra por los suyos.

La proliferación de periódicos digitales y blogs, facilitada por la rebaja de costes de producción que trae consigo el soporte web, hace temer a algunos expertos por la saturación y el agotamiento de los nuevos modelos de financiación.

“Existe el peligro de que se convierta en un cuello de botella. Si todos y cada uno de los miles de periodistas desempleados crean un blog o un diario y piden dinero a los lectores, ¿qué ocurrirá?”, se pregunta el experimentado periodista Gervasio Sánchez. “Al final, el quid de la cuestión es que el ciudadano entienda que es necesario pagar por el trabajo de los periodistas, en internet o donde sea, porque si no va a ser muy difícil que el periodismo sobreviva”.

Sostenibles económicamente o no, es claro que las circunstancias adversas han forzado a los periodistas insatisfechos con su perspectiva laboral a poner en marcha su imaginación en busca de alternativas.

Lo cierto es que el paradigma que rodea a los medios de comunicación ha cambiado. “Actualmente, los periodistas tenemos más formas de esquivar a los medios tradicionales”, asevera Villadiego. “Entonces, a partir de ahora los medios tienen dos opciones: o seguir por el mismo camino, obligando a los freelance a convertirnos en su competencia, o aliarse con nosotros”. La pelota está en el tejado de los medios.