La Legión, el cuerpo del ejército más ligado al franquismo. Todos los legionarios con el brazo derecho extendido, símbolo fascista, sosteniendo al Cristo crucificado, que en estos momentos puede simbolizar al Estado español: por un lado, por ser el país católico por excelencia (ya se sabe aquello de "Luz de Trento, martillo de herejes, espada de Roma"). Y, por otro lado, por estar España asfixiada en la actualidad por agentes externos como los mercados financieros o la Unión Europea (a Jesucristo también lo crucificaron extranjeros: los romanos).
Titular: "Recuperar el honor". La Razón se refiere aquí claramente al honor nacional, mancillado por el hostigamiento foráneo a la patria. Ello encaja a la perfección con la mitología fascista. Tanto Hitler como Mussolini alcazaron el poder utilizando el argumento de devolver el honor perdido a la nación. Alemania, humillada y mutilada por los vencedores de la Primera Guerra Mundial en el Tratado de Versalles, e Italia, descontenta por no haber recibido los territorios del Adriático Oriental como se le había prometido. Los dos líderes ultranacionalistas aprovecharon un caldo de cultivo social propicio para llegar al poder y devolver así el tan preciado honor nacional. A base de guerras, genocidios y millones de muertos, eso sí.
Existen, además, algunas similitudes más entre la situación que vive España actualmente y las de Italia y Alemania en el período de entreguerras. En primer lugar, una gran crisis económica. Hitler ascendió al poder en 1933, cuando la Gran Depresión, y en particular la hiperinflación, seguía deteriorando las condiciones de vida de los alemanes. En España el problema pasa por la desorbitada tasa de desempleo: el 23% de los ciudadanos que quieren trabajar no encuentran empleo. En segundo lugar, el creciente descontento social, materializado en huelgas y algaradas. El fascismo se vio beneficiado por el fracaso de la izquierda. Entre 1918 y 1920 se produjo en Alemania e Italia una gran oleada revolucionaria que sacudió los cimientos de la sociedad. El intento de cambio social fracasó en ambos países, provocando que muchos desencantados de la izquierda engrosaran las filas fascistas. Por último, tanto Alemania como Italia eran países con escasa tradición democrática. Habían tenido regímenes autoritarios hasta poco antes de la llegada del fascismo. España encaja en este perfil, dado que apenas cuenta con tres décadas consecutivas de democracia y el sistema no está todavía completamente consolidado. A todo ello hay que añadir la creciente deslegitimación de la clase política, percibida como parasitaria por gran parte de la población, y el miedo de las élites a perder su posición privilegiada por un estallido social. El 15-M ya puso de manifiesto la desafección de la ciudadanía, y en particular de los jóvenes, tanto hacia el sistema económico injusto, como hacia el sistema político oligárquico.
En definitiva, pese a que la vuelta del fascismo parecía algo imposible hace sólo algunos años, las circunstancias históricas ponen de manifiesto que es una posibilidad real. Quizá veamos un nuevo fascismo que mute en sus formas pero que mantenga sus características básicas. Además, periódicos como La Razón parecen estar ansiosos por que las tropas vuelvan a tomar las calles. Observando su portada de hoy, no es difícil deducir el mensaje del periódico: el Ejército, y en particular la Legión, debe volver al poder para sosterner y levantar al país, recuperando así el honor nacional, lesionado por culpa de los agentes externos y los gobiernos socialistas, probablemente aliados en su misión de destruir la patria. ¿Les suena?
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