Tal y como están las cosas, visto lo visto en los últimos meses, parece una obviedad decirlo. Pero nunca está de más recordar lo evidente. No corren buenos tiempos para la democracia. Ni tampoco para los derechos humanos. Mientras en Europa los mercados ponen y quitan gobiernos a su antojo pasando por encima de la soberanía popular, en España nos dedicamos a aplastar a los débiles.
Amnistía Internacional ha denunciado públicamente lo que era un secreto a voces. En España se realizan redadas racistas. Los agentes de la autoridad dedican sus horas de servicio a acorralar inmigrantes a la salida del metro. Sin más criterio que el de los rasgos étnicos, la policía realiza controles de documentación en los barrios más multiculturales de Madrid. Pero Amnistía Internacional no es la primera en alertar sobre ello, las Brigadas Vecinales de Derechos Humanos son agrupaciones de ciudadanos que llevan tiempo intentando luchar contra estas acciones policiales.
Obviamente, este comportamiento supone una discriminación racial flagrante. Y lo más preocupante es que el promotor de esta xenofobia es el propio Estado. Supuestamente dedicado a defender y a propocionar bienestar a sus habitantes, el aparato estatal español se dedica a perseguir a quienes no pueden defenderse. Y, por si fuera poco, detiene a aquellos periodistas que tratan de documentar estos asquerosos actos.
El fotoperiodista Edu León ha sido detenido en varias ocasiones cuando captaba imágenes del comportamiento racista de la policía. Ayer volvió a pisar una comisaria, acusado de agredir con su cámara a un policía. Pero esta vez Edu León no fotografiaba una redada. En esta ocasión el fotógrafo se encontraba tomando instantáneas de un desahucio. Como ya es habitual, la Plataforma de Afectados por las Hipotecas convocó una concentración pacífica para intentar detener el lanzamiento de una familia fuera de su hogar. Edu León, como tantos otros informadores, se desplazó a Leganés, municipio donde iba a tener lugar el desahucio, para realizar su trabajo. No obstante, el colaborador de Diagonal terminó en un furgón policial. Sólo por informar. Algunos colectivos han firmado un comunicado apoyando a León.
No corren buenos tiempos para los derechos humanos en España. Inmigrantes perseguidos, familias desahuciadas y periodistas detenidos. Y todo ello sistemáticamente. No son casos ailados. Hace unos meses Gorka Ramos, profesional de lainformación.com, también fue arrestado cuando cubría la manifestación del 15-M frente al Ministerio del Interior.
La represión no debe ser nunca la solución. En un momento en que la crisis económica azota muy fuerte en España, la salida más fácil que tiene el poder para resolver los problemas es sin duda el uso de la fuerza. Sin embargo, el Estado nunca debe olvidar su formal compromiso con la democracia y los derechos humanos. En todo caso, organizaciones ciudadanas como la PAH o las Brigadas de Derechos Humanos, estarán siempre al pie del cañón para recordárselo.