martes, 29 de noviembre de 2011

La oportunidad de Rajoy

Ya es oficial. Tendremos cambio de Gobierno en España. El pasado 20 de noviembre las urnas otorgaron una rotunda victoria al Partido Popular, que gozará de una holgada mayoría absoluta en el Congreso durante los próximos cuatro años. Mariano Rajoy se convertirá así en el sexto Presidente del Gobierno desde la Transición.

El aplastante triunfo del PP en las elecciones generales contrasta con la histórica debacle de su principal contendiente político. El PSOE, con Rubalcaba a la cabeza, sufrió la peor derrota de su historia reciente, al obtener sólo el 28% de los votos. La última legislatura de Zapatero ha resultado desastrosa en términos electorales, al haber propiciado la fuga de casi cuatro millones y medio de votos lejos de las arcas socialistas. Paradójicamente, el PP, indiscutible ganador, apenas ha recogido medio millón de sufragios más respecto a 2008. No obstante, pese a que sus apoyos en las urnas no han aumentado apenas, la espectacular descomposición de su oponente le ha permitido pasar de 154 a 186 asientos en el Parlamento.

De esta manera, el PP afronta una legislatura con un inmenso poder institucional. A la mayoría absoluta obtenida el 20-N se suman los grandes resultados que los conservadores cosecharon en los comicios autonómicos y municipales de mayo. El futuro político del país se decidirá, ahora más que nunca, tras las puertas de Génova.

Sin embargo, el regalo electoral caído en las manos del PP puede convertirse en una manzana envenenada. El actual contexto no ayuda ni mucho menos al optimismo. España se encuentra sumida en una grave crisis económica y financiera de la que será muy difícil salir. Si Rajoy no es capaz de manejar adecuadamente la crisis es muy probable que su partido se vea penalizado en el futuro. El PP, por tanto, tendrá que ser muy cuidadoso a la hora de aprobar sus medidas.

La amplia legitimidad otorgada por las urnas podría jugar a favor del nuevo Gobierno a la hora de ganar credibilidad respecto al exterior. Los mercados pueden ver en los resultados electorales un empujón hacia la estabilidad política de nuestro país, ya que un único partido podrá aprobar prácticamente todas las medidas que crea oportunas sin depender de negociaciones con terceros. Ello podría crear confianza en los mercados, paliando así los continuos ataques especulativos que sufre nuestra economía.

En cualquier caso, Mariano Rajoy dependerá muy mucho de las decisiones tomadas en Bruselas. El que ya se conoce como Grupo de Frankfurt –formado por Lagarde, presidenta del FMI, Merkel, Sarkozy, Dragui, presidente del BCE, Barroso, presidente de la Comisión Europea, Juncker, jefe del Eurogrupo, Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, y Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios- tendrá mucho que decir en el futuro político y económico español. El nuevo Ejecutivo tendrá que adaptarse al estrecho margen de actuación que las imposiciones externas le permitan.

Por si fuera poco, Rajoy también deberá lidiar con el creciente descontento de una importante franja de la sociedad española. Y es que a la crisis económica ha de sumársele una crisis social generada por la progresiva precarización de las condiciones de vida de la ciudadanía. A estas alturas ya no se le escapa a nadie el deterioro en el bienestar que están sufriendo las clases medias en nuestro país. Con un 20 por ciento de la población desempleada –cifra que aumenta hasta el 48 por ciento en el caso de los jóvenes-, el Gobierno tendrá que ser capaz de cumplir sus promesas a la hora de crear empleo. De lo contrario las calles españolas se convertirán en un hervidero de protestas y la gobernabilidad del país se tornará mucho más complicada.

Tampoco podemos olvidar la crisis política que asola a las democracias occidentales. En todos los rincones del globo han surgido movimientos ciudadanos que levantan la voz contra la actual situación. Los representantes políticos sufren el descrédito propiciado por su aparente debilidad frente a otros actores como los mercados. Si esta inferioridad de la política respecto a las finanzas se mantiene, el 15-M tendrá mucho que decir durante los próximos años.

Complicado panorama, no cabe duda, el que tiene por delante el Partido Popular. Los ciudadanos españoles eligieron el pasado 20-N ceder la Presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy, y éste tendrá que responder a las promesas de mejora económica realizadas. No será fácil debido al turbulento contexto en que se encuentra nuestro país. Sólo el tiempo dirá si las urnas tomaron la decisión correcta. Y si Rajoy aprovecha su oportunidad.

Fuentes del texto:

http://elecciones.mir.es/resultadosgenerales2011/99CG/DCG99999TO_L1.htm

http://www.guardian.co.uk/business/economics-blog/2011/nov/08/euro-papandreou-berlusconi-bailout-debt

Fuente de la imagen:


@jaimegsb

viernes, 25 de noviembre de 2011

Stop Desahucios

- Mujer desahuciada: "Señores, yo no puedo pagar esto, puedo hacer esto otro".
- Deustche Bank: "No. Esa no es la política del banco."

- Mujer desahuciada: "Señores, no tengo dónde vivir".
- Deutsche Bank: "Mira, búscate un albergue, ándate a Caritas".

- Mujer desahuciada: "Pues bien, ahí está. Ellos con su política,nosotros con nuestra lucha".
 
 Así se habla. Allá ellos con su avaricia. Nosotros seguiremos con nuestra solidaridad. Sabemos que esta lucha es justa, que la razón está de nuestro lado. Porque en España se producen 175 deshaucios al día, mientras existen 3,5 millones de viviendas vacías. Porque los bancos siguen acumulando billetes mientras el pueblo vive cada día en condiciones más precarias. Porque no estamos dispuestos a tolerar lo intolerable. Seguiremos en las calles.
 
@jaimegsb

jueves, 24 de noviembre de 2011

En Dinamarca también hay indignados

Ayer, 23 de Noviembre de 2011, alrededor de treinta personas nos concentramos frente a la Embajada de España en Dinamarca. Queríamos dejar patente nuestro descontento con el deplorable funcionamiento del sistema de voto por correo. Y es que somos muchos los ciudadanos españoles que hemos sido privados del derecho a participar en las elecciones generales del 20-N. Ante esta intolerable situación de pérdida de un derecho fundamental -como es el sufragio en toda democracia representativa-, afectados y solidarios hemos querido hacer pública nuestra indignación en el único lugar de Copenhague donde es visible el Estado español: la Embajada. Allí fue donde, hace más de un mes, muchos acudimos a solicitar el voto por correo debido a que nuestra situación de residentes temporales en el país escandinavo nos impedía depositar la papeleta directamente en el colegio electoral. Y allí volvimos ayer, día en que la Junta Electoral hacía el recuento oficial de los votos enviados desde el extranjero. Así, mientras en España contaban el número de sufragios recibido por cada partido, los españoles de Copenhague contábamos al mundo el naufragio del sistema electoral español, ejemplificado esta vez por el fraude del voto por correo. Parece que, con tanto recorte, vamos a acabar también con los derechos fundamentales recortados. Si acudir cada cuatro años a depositar un papel en una urna ya nos sabía a muy poco, imagínense ahora, que ni siquiera nos han permitido hacerlo.

No nos faltó en la concentración el apoyo de compañeros extranjeros que quisieron unirse a nosotros en nuestro grito mudo. Tampoco faltaron los de siempre: los de azul. Hasta en dos ocasiones tuvimos que lidiar con la Policía para poder llevar a cabo nuestra acción. No obstante, la hora y media que permanecimos frente al edificio oficial se desarrolló sin ningún incidente. Nos quedamos con la duda, sin embargo, de saber por qué la bandera española no ondeaba en el mástil de la Embajada. Los funcionarios no estarán muy orgullosos, quizá, del sistema corrupto al que representan, y por ello retiran sus símbolos ante la llegada de ciudadanos que no quieren permanecer callados ante sus injusticias.

Dejo aquí algunas fotos -su calidad deja mucho que desear debido a la escasa luz que teníamos durante la concentración- y el texto del comunicado que firmamos y depositamos en el buzón de la Embajada.









Comunicado:

RECLAMACIÓN DE LOS RESIDENTES ESPAÑOLES EN COPENHAGUEN SOBRE EL VOTO POR CORREO PARA LAS ELECCIONES GENERALES DEL 20N:

A través de la presente reclamación, el grupo aquí firmante, formado por residentes temporales en Dinamarca, denunciamos los siguientes incidentes con el voto por correo para las elecciones generales del 20 de Noviembre de 2011:

- Un gran número de ciudadanos españoles que solicitaron, dentro del plazo requerido por las instituciones, su DERECHO A VOTO por correo, NO han recibido las papeletas.

- Otros casos donde se recibieron las papeletas a falta de un día o dos para que caducara el plazo, haciendo imposible la entrega a tiempo de nuestro voto

- Existen casos donde no se han recibido todas las papeletas de los diferentes partidos que se presentaban a las elecciones generales del 20N.

Confiamos en que, una vez se saben los problemas acontecidos con el voto por correo en Dinamarca, se lleve a cabo una investigación para que no vuelva a suceder unos hechos tan graves como la privación, de un modo o de otro, del derecho a voto, recogido en el Artículo 23 de la Constitución Española.

Copenhague, 23 de noviembre de 2011

Fdo:



CLAIM OF SPANISH RESIDENTS IN COPENHAGEN ABOUT THE ABSENTEE BALLOT FOR THE ELECTION OF 20-N:

Through this claim, the undersigned group, consisting of permanent residents in Denmark as well as temporary residents, report the following incidents involving postal voting for the general election of November 20, 2011:

- A large number of Spanish citizens who called within the established time in order to demand their right to vote by mail have not received the ballots.

- In other cases where ballots were received, they did so only one or two days before the term limit expired, making it impossible to deliver our vote in time.

- There are cases where not all the ballots from each of the various parties running in the general elections of 20N were recieved.

We trust that once the issues involving postal vote in Denmark are exposed, an investigation will take place so that events as serious as these, which involve the obstruction of the right to vote (established in Article 23 of the Spanish Constitution) won't ever happen again.
Copenhagen, 23th November, 2011

Signed:




@jaimegsb


jueves, 17 de noviembre de 2011

¿Hasta cuándo?

No se le escapa ya a nadie que el momento que vivimos en la actualidad formará parte de los libros de historia. Puede que en el futuro el comienzo del siglo XXI sea recordado como el punto de encuentro entre dos eras. Y es que son múltiples las crisis que la humanidad afronta en la actualidad. Una crisis de valores que ha alzado al dinero al trono que antes ocupaban los dioses y ha cambiado los antiguos lazos de solidaridad social por el sálvese quién pueda. Una crisis económica provocada por esa avaricia incontrolada, por esa obsesión desmedida que nos lleva a querer amontonar billetes sin importar a costa de qué. Una crisis social reavivada por el resquebrajamiento del pacto entre capital y trabajo que aseguraba cierta redistribución de la riqueza. Una crisis política originada por el hartazgo de los ciudadanos hacia las continuas traiciones de aquéllos que dicen representarnos. Una crisis ecológica, en fin, que pone en serio entredicho la supervivencia del modelo de vida al que nos hemos acostumbrado. Y en la base de todo ello una palabra: Globalización. La globalización que favoreció la asimilación de culturas diferentes extendiendo por todo el planeta el materialismo hiperconsumista del American way of life. La globalización que derrumbó fronteras para crear un mercado único mundial, facilitando el efecto dominó en caso de que una economía nacional colapsara. La globalización que invalidó la capacidad de lucha de los trabajadores debido a la facilidad de  los capitales para trasladarse a geografías menos combativas. La globalización que alejó aún más los centros de decisión de los ciudadanos, trasladándolos de las oligarquías políticas a las élites económico-financieras. La globalización, finalmente, que hizo creer en el sueño imposible del eterno crecimiento económico, barriendo cualquier esperanza de respeto real al ecosistema en el que habitamos.

Ha llegado la hora de decir basta. Basta a esta lógica suicida de crecimiento salvaje. Basta a esta sumisión incondicional hacia los mal llamados representantes políticos. Basta a esta aceptación generalizada ante la desigualdad social y explotación laboral. Basta a este modelo económico que nos ve como a mercancía y no como a seres humanos. Basta a la idealización del dinero como principal motor de nuestras vidas.

El cambio total de modelo de vida, la reestructuración radical de nuestra mentalidad, no es una opción, es una obligación. El planeta que habitamos no da más de sí. El ritmo de producción actual supera con mucho los niveles de sostenibilidad ambiental. El agotamiento de los recursos no es una perspectiva catastrofista, es una posibilidad más que probable. Por ello, pronto nos veremos abocados a tomar la decisión más importante de nuestra historia. Aceptar la inviabilidad del modelo actual y tomar decisiones coherentes para construir una humanidad más justa, más consciente y más respetuosa con su entorno. O, por el contrario, aguantar este ritmo de crecimiento suicida hasta que el planeta agonice.

Es hora de que nos preguntemos: ¿Hasta cuándo?

Imagen: El Roto

@jaimegsb

miércoles, 2 de noviembre de 2011

De paradojas y tragedias


          Pocas horas después de que el habitante número 7.000 millones viera la luz por primera vez, el Jefe del Gobierno del país que inventó la democracia decidió sacudir los cimientos de nuestro pequeño planeta. Giorgos Papandreu, Primer Ministro griego ha anunciado la celebración de un referéndum sobre la aceptación o no del nuevo plan de rescate de la Unión Europea al país heleno. Las reacciones no se han hecho esperar. Los inversores, preocupados ante la incertidumbre de si el plan será finalmente aprobado o no, han provocado el desplome de las bolsas europeas y el alza de las primas de riesgo italiana y española. Mientras, los Gobiernos de la zona euro no han tardado en criticar la propuesta de Papandreu.
          Si algo ha venido a confirmar el anuncio del referéndum en Grecia es que a ese ente abstracto que denominamos “mercados” no le cae bien los lentos y tediosos procesos de participación popular. En teoría, aquello que reclaman los inversores es estabilidad. La estabilidad produce confianza, y la confianza facilita que los inversores arriesguen su dinero. Y gracias a ese dinero los Estados pueden financiarse –dado que carecen de un sector público fuerte que ejerza de fuente ingresos, los Estados deben acudir a los mercados a buscar el capital que necesitan-. Debido a la falta de regulación en los mercados financieros, los Estados son muy vulnerables a las decisiones de los inversores, ya que de éstas depende en gran medida la viabilidad presupuestaria de aquéllos. De ahí se deduce que los Estados deben preocuparse muy mucho por mantener la confianza de los inversores, porque si no pueden acabar en la bancarrota. Y en una época de crisis como la que ahora vivimos, esa amenaza se acentúa.
      Pero, a diferencia de Dios, los mercados no son omnipotentes. En cualquier momento, un Estado puede cambiar su legislación y poner coto a la especulación. Ya sea tasando las transacciones financieras o ya sea negándose a pagar una deuda, un Gobierno puede entrometerse entre los moneymakers y la deidad del laissez faire laissez passer. Un pequeño país ha demostrado que tal heroicidad está al alcance de los humanos. Islandia, héroe para muchos y villano para otros, aplicó medidas como las arriba mencionadas y no ha sido objeto de la marginación internacional que muchos le auguraban. Al contrario, su economía reflota pese a que sus bancos se hundieron.
           No obstante, el resto del mundo sigue anclado en el pensamiento único neoliberal, por lo que debemos seguir analizando los mecanismos del mismo. Si los mercados son enemigos de la incertidumbre y los Estados dependen de ellos para sobrevivir, entonces será misión de éstos últimos garantizar las condiciones propicias para mantener contentos a los primeros. Sin embargo, los Estados deben atenerse a unas reglas del juego marcadas por sus constituciones democráticas –si es que las tienen-. Cruel impedimento éste frente a la estabilidad demandada por los inversores. Porque, ¿qué mayor garante de la estabilidad que la permanencia indefinida de un Gobierno determinado con una tendencia política firme y apenas variable? Someter los designios del poder político a la elección periódica de los ciudadanos ya es una concesión suficiente a eso que llaman soberanía popular. ¿Cómo permitir entonces que se pida opinión a la ciudadanía más allá de la elección de los representantes que decidirán por ellos? 
            La libertad total de mercado lleva a que los inversores acumulen más poder que los Gobiernos. La perspectiva ideal para un inversor es un Estado con un poder político fuerte. El más fuerte de los sistemas políticos conocidos es la democracia liberal representativa. Gracias al control ejercido sobre los medios de comunicación, a través de la connivencia implícita entre los grandes partidos políticos –que, al ser de tendencia centrípeta, aseguran la continuidad del sistema- y los empresarios de la información –conglomerados mediáticos transnacionales muy interesados en la estabilidad sistémica-, la opinión pública es dirigida para que no se salga de los rediles establecidos. Así, se asegura la cohesión social a la vez que se obtiene la legitimidad otorgada por la celebración de elecciones periódicas. Al contrario que las dictaduras, dónde el poder político es inestable porque solo se mantiene por medio de la represión violenta, las democracias modernas aseguran la paz interna a través del control indirecto de sus ciudadanos. Es por ello que, en tiempos de crecimiento económico, la democracia representativa consolidada es siempre el sistema preferido para los inversores. Pero, cuando la situación se torna gris, cuando la economía comienza a declinar, la cohesión social se deteriora y los conflictos latentes afloran. Es entonces cuando la democracia puede volverse un obstáculo y la dictadura una opción viable para recomponer la estabilidad. Y, no olvidemos que si en el mundo actual prima la opinión de los mercados, será lo que ellos demanden lo que se acabará haciendo. No quiere decir esto que países como Grecia deban acabar irremediablemente con un cambio político hacia un sistema autoritario. No obstante, si sus socios europeos continúan imponiendo a Atenas las bochornosas medidas que le exigen, es muy probable que su sistema político colapse.
          Pero he aquí que el Gobierno de Giorgos Papandreu ha decidido convocar un referéndum para que su pueblo vote si quiere recibir el apoyo económico de Bruselas. El plan de ayuda, que incluye la condonación del 50% de la deuda adquirida por el país heleno tras el anterior paquete, impone durísimas medidas de ajuste. Percibido como una humillación por la ciudadanía griega, las encuestas vaticinan que un 60% votará contra el plan. Si ello ocurre, la viabilidad del euro estará en peligro. De no recibir la ayuda europea, Atenas no dispondría de liquidez para afrontar sus pagos, entrando literalmente en bancarrota. Irlanda, Portugal, España e Italia no tardarían en seguirla, provocando una debacle de proporciones bíblicas. Además, los bancos franceses y alemanes, muy expuestos a la economía griega, también se verían en grandes dificultades. Por ello, el acuerdo sobre el nuevo plan de rescate griego se antojaba tan importante. Sin embargo, ahora el destino de Europa quedará en las manos de los 11 millones de griegos. 
          Afrontando un dilema de imposible solución, los ciudadanos del pequeño país de la periferia europea tendrán que decidir entre caer solos o llevarse consigo al resto de la Unión. Como si de una tragedia de Sófocles se tratara, los griegos se debatirán entre aceptar unas condiciones inaceptables para su país o provocar el colapso de la economía continental. El futuro de Europa se decidirá en la cuna de la civilización occidental. Gran paradoja. Como también lo es que sean aquellos que inventaron la democracia los que vengan a recordarnos que la decisión directa del pueblo debe ser piedra angular en todo sistema político que quiera ser considerado democrático.


Fuentes del texto:
http://www.elpais.com/articulo/economia/giro/dramatico/Atenas/solucion/definitiva/elpepueco/20111101elpepueco_2/Tes
http://www.bbc.co.uk/news/business-13798000
http://www.nytimes.com/2011/11/02/world/europe/markets-tumble-as-greece-plans-referendum-on-latest-europe-aid-deal.html
papandreu/472377.shtml
http://sp.ria.ru/opinion_analysis/20111101/151389786.html
Fuentes de las imágenes: