martes, 24 de abril de 2012

Solidaridad o fractura en la Unión Europea


Foto: FINN FRANDSEN (Politiken)
Ayer, José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, y Helle Thorning-Schmidt, Primera Ministra danesa, dieron una conferencia en la Universidad de Copenhague. Dado el carácter libre y gratuito de la entrada, decidí acudir a escuchar lo que ambos líderes tenían que decir. La decepción no fue mayúscula, dadas mis bajas expectativas de partida. Repitiendo discursos manidos, los dos políticos cantaron una oda a la austeridad y a las duras condiciones impuestas por la Unión a los países del sur de Europa.

El primero en hablar fue Barroso. Como no podía ser menos, su discurso fue el de un europeísta convencido. El presidente de la Comisión no tardó en sacar a relucir las infinitas guerras acaecidas en Europa para justificar la irreversibilidad del proceso de integración continental. Llamó, entonces, al carácter político de la Unión Europea, frente a aquellos que la identifican como una mera alianza de intereses económicos. El camino a seguir, según Barroso, es la consolidación de la integración política europea.  Dicho de otro modo, construir los Estados Unidos de Europa.

Precisamente, esta fue la idea que rechazó Thorning-Schmidt. Dinamarca, un país tradicionalmente euroescéptico, no está por la labor de ceder su soberanía a unas instituciones comunitarias que podrían romper el equilibrio de su eficiente modelo socio-económico. No obstante, la Jefa del Ejecutivo danés mostró su tajante oposición a la desmembración de la Unión. Una vía intermedia, una Unión Europea que ni avance ni retroceda y que se marque como objetivo principal la recuperación económica y salida de la crisis.

La gestión que Europa está haciendo de la crisis fue objeto de controversia en la reunión. Tanto Barroso como Thorning-Schmidt alabaron la consolidación fiscal y la sumisión de Gobiernos y ciudadanos a los intereses de los especuladores. Barroso, en un alarde de ingenuidad, aseveró que esta Europa tiene como valor principal la solidaridad. El murmullo entre el público, plagado de estudiantes Erasmus, no se hizo esperar. Para rematar, la socialdemócrata Thorning-Schmidt alabó sin complejos los duros recortes sociales en el sur de Europa. Puso, además, el rescate a Grecia como ejemplo de solidaridad continental. Fue la gota que colmó el vaso. La centroizquierdista Primera Ministra de un país con un inmenso Estado del Bienestar, adulando el desmantelamiento de los servicios sociales de sus socios. Muestra, como mi compañero Hugo Cuello (@cdhugo) hizo notar, de la reorientación de las alianzas dentro de la Unión: no existe un eje ideológico izquierda-derecha que vertebre a los Estados miembros. Más bien, la contraposición se materializa en una fractura Norte-Sur. Ello explica que la socialdemocracia danesa no tenga problemas en justificar y alentar los ajustes de Rajoy, por ejemplo, aun cuando la socialdemocracia española se canse de difamarlos.

Andonis, joven griego, realizando su pregunta
Sin duda, el mejor momento de la conferencia llegó de la mano de un joven griego situado entre el público. Andonis, estudiante de Antropología de la Universidad de Copenhague, puso en un aprieto a los líderes europeos con una incómoda pregunta. Como no podía ser de otra manera, la cuestión versó acerca de la crisis griega y el estrangulamiento financiero que las políticas de Frankfurt y Bruselas están provocando en el Estado y sociedad helenos. Thorning-Schmidt realizó un contorsionismo ideológico asombroso para seguir justificando su apoyo incondicional a la troika.

Triste. Los políticos de la Unión Europea siguen sin darse cuenta del suicidio económico del continente. Sumidos en un círculo vicioso de recortes y recesión, los Estados más débiles sufrirán lo indecible para salir de la crisis económica. En vez de asumir lo insostenible de los planes de austeridad en países como Grecia o España, los líderes del Norte siguen imponiendo medidas draconianas a sus vecinos meridionales. Cueste lo que cueste. Alemania, empeñada en dar lecciones a los indisciplinados mediterráneos, continúa negándose en rotundo a emitir eurobonos, la que sin duda sería la solución a la crisis de la deuda. Sin embargo, parece que la solidaridad no entra en la agenda de Merkel. Esa bonita palabra tan utilizada por las bocas menos apropiadas. Suena bien. Solidaridad. Ahora sólo falta llevarla a la práctica




La pregunta del estudiante griego a Thorning-Schmidt (subtítulos en inglés) y el posterior acto de protesta del colectivo Crisis Mirror:







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