jueves, 24 de enero de 2013

El árabe ceutí sigue excluido de la enseñanza pública

Los expertos vinculan el alto fracaso escolar en Ceuta, entre otras causas, a la resistencia de las autoridades a incluir el árabe ceutí en las escuelas, lengua nativa de la mayoría  del alumnado.

La compleja situación de la enseñanza en Ceuta puede resumirse en dos datos. Ceuta es, junto a Melilla, la región española con mayor índice de fracaso escolar: hasta un 40% de los alumnos abandonan el sistema educativo antes de tiempo. En Ceuta, por otro lado, tres de cada cuatro estudiantes de infantil y primaria tienen el árabe ceutí como lengua nativa. Sin embargo, este código lingüístico no tiene cabida en las escuelas.

Hay quien ve una relación directa entre ambas realidades. Y hay quien no. De un lado, filólogos como el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Francisco Moscoso, abogan por el reconocimiento del árabe ceutí o dariya como lengua cooficial. De otro, responsables políticos como el delegado del Gobierno en Ceuta, Francisco González, le niegan siquiera la condición de idioma.

La experta en árabe ceutí y profesora de secundaria en la ciudad autónoma, Verónica Rivera, cree que el primer paso para la solución del problema educativo sería la atención a la diversidad lingüística. “Todos mis alumnos, excepto dos, tienen el árabe como lengua nativa, lo utilizan tanto en casa como con los amigos. Pero, paradójicamente, no se atiende adecuadamente a esa diversidad”, asegura.

De los 80.000 habitantes que pueblan Ceuta, un 38% es de origen árabe y habla dariya cotidianamente. Poseen la nacionalidad española y son, por tanto, ciudadanos de pleno derecho. Hablamos, pues, de españoles bilingües, que manejan tanto el castellano como el árabe ceutí. A esta circunstancia alude Moscoso para reivindicar la cooficialidad. El artículo 3 de la Constitución declara que las “lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas”. Por tanto, según el filólogo, “si casi el 40% de la población española en Ceuta tiene como lengua nativa el dariya, la Constitución garantiza el derecho de los españoles bilingües ceutíes a que su lengua nativa sea reconocida como cooficial”.

Las autoridades competentes, no obstante, tienen una visión diferente. Hace unos días, el delegado del Gobierno negaba tajantemente la posibilidad de incluir el árabe ceutí en los planes educativos. “Ni siquiera es un idioma”, manifestó a El Faro de Ceuta. “Para que un idioma lo sea se tienen que dar dos componentes: la fonética y la sintaxis. El primero lo tiene, pero el segundo no, no se escribe”, añadió. Las competencias en materia educativa no están transferidas, por lo que es la Dirección Provincial, dependiente de Madrid, y no el Gobierno ceutí, quien tiene la potestad sobre la política lingüística.

Las declaraciones de González no han pasado desapercibidas en la comunidad académica. Para Rivera, que ejerció de asesora en el Centro de Profesores y Recursos de Ceuta hasta la llegada del PP al poder, “existe el mito de que la lengua que no se escribe no tiene entidad de lengua y entonces no se puede estudiar en la escuela. Es el argumento de siempre, no sólo ahora con el Gobierno del PP, sino también antes con el PSOE. En el mundo existen 6.000 idiomas y, aunque la mayoría de ellos no se escriben, no por ello dejan de ser códigos con los que poder expresar desde un pensamiento complejo hasta cualquier orden habitual de la calle.”

Moscoso, que en la actualidad trabaja en la adaptación del dariya al Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, va más allá. “La actitud del delegado del Gobierno no desvela sino el racismo y la xenofobia instalados en los órganos de poder, los cuales no son más que la máscara que cubre la ignorancia y un etnocentrismo español que ha sido construido en oposición a todo lo que sonara a árabe”, sentencia.
La cuestión identitaria es clave para comprender el problema. A juicio de Ángeles Vicente, profesora de Estudios Árabes en la Universidad de Zaragoza, “la permeabilidad de la frontera entre España y Marruecos ha provocado que muchos ciudadanos ceutíes crean que están amenazados por esta otra identidad lingüística, cultural y religiosa que convive tanto con ellos, como al otro de esa frontera”.

Este miedo al ‘otro’ marroquí ha repercutido en la educación de varias generaciones de ceutíes. Mohamed Mustafá, nacido en Ceuta hace 34 años, sufrió en persona las consecuencias de la falta de comprensión hacia su cultura. “Recuerdo con bastante claridad las prohibiciones taxativas de utilizar nuestro lenguaje y el hecho de que pasase absolutamente inadvertido en la escuela”. En la actualidad es su hijo quien estudia en un colegio público ceutí, inserto en un sistema educativo que, en su opinión, “no ha tenido prácticamente ninguna evolución”. Mustafá trabaja como asesor de la Coalición Caballas que, con 4 diputados de los 25 que componen la Asamblea, es el único grupo político que apoya el reconocimiento institucional del árabe ceutí.

Los tres expertos consultados por DIAGONAL, Moscoso, Rivera y Vicente, coinciden en que la solución al problema del fracaso escolar en Ceuta pasaría por la enseñanza del español como segunda lengua para los alumnos que tengan el dariya como lengua nativa. Varios estudios de campo, como el de Rafael Jiménez, profesor de la Universidad de Cádiz, corroboran esta teoría. Sin embargo, ello conllevaría la aceptación del árabe en la escuela, hecho que el Gobierno no parece dispuesto a permitir.

“Hay un desconocimiento muy grande de la cultura, esto genera prejuicios y estereotipos. En Ceuta vivimos juntos, pero vivimos de espaldas unos a otros”, concluye Rivera.




Una lengua menospreciada

El dariya o árabe ceutí es el código lingüístico utilizado en la zona norte de Marruecos y en Ceuta. Se trata de una lengua histórica, ya que su presencia se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. Es una lengua oral, sin escritura normalizada, como casi todas las de la familia árabe. El fosha o árabe clásico, lengua sagrada del Corán, es la única que se utiliza para escribir. El dariya es una lengua sin prestigio, menospreciada. No es reconocida ni por el Estado español ni por el marroquí. En Ceuta, sufre un doble sometimiento: ante el castellano, al no estar amparada por la ley, y ante el fosha, por las reticencias de la propia élite árabo-musulmana. Excluido tanto de la escuela como de los demás espacios institucionales, el árabe ceutí permanece ignorado por los órganos de poder de la ciudad autónoma. Sus cerca de 30.000 hablantes, no obstante, ven en el mantenimiento de su menospreciado idioma una manera de reafirmar su identidad cultural y religiosa.


Esta es la versión original de mi artículo publicado en las ediciones impresa y digital del periódico Diagonal el 24 de enero de 2013.


11 comentarios:

  1. Muchas gracias por este artículo, es una tema al que los medios de comunicación mayoritarios no dan cobertura. Es de agradecer que alguien se dedique a sacar a relucir problemas que de otra forma permanecen ocultos y olvidados.

    La sociedad debe trabajar para proporcionar a todos los niños el derecho a tener una formación académica por eso no debe tolerarse que a causa de su origen ningún niño quede desamparado de este derecho. Mi opinión, sin ser políticamente correcta, es que una lengua que no puede escribirse es difícil que sea empleada como lengua con la que enseñar porque la escritura y lectura son básicas en la enseñanza. Creo que la dariya, como cualquier otra lengua o dialecto, debe ser respetada y protegida pero no estoy segura que deba ser lengua escolar, esto sería de nuevo un problema para el otro 62% que no es de origen árabe. Además, dado que es necesario una lengua escrita y que el español es la lengua mayoritaria en Ceuta, resulta lógico que el castellano siga siendo la lengua escolar. También por otros motivos como las posibilidades y beneficios que aporta a los niños aprender una lengua de 500 millones de hablantes, que es lo importante, los beneficios para los niños.

    Creo que la solución pasa por por hacer un verdadero esfuerzo por atender a las dificultades especiales de los ciudadanos que únicamente conocen esta variedad coloquial del árabe hablado. No se puede olvidar a estos niños y se les debe ayudar trabajando de manera especial, enviando más profesores y dedicando mas tiempo y esfuerzo en su enseñanza para que tengan las mismas oportunidades. Pero no creo que la solución sea estudiar en dariya.

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    1. Sinceramente, no veo la relación entre el fracaso escolar y lo que expone. Son miles y miles de personas, entre las que me encuentro, las que hemos estudiado en un idioma diferente al materno. Y, al contrario de lo que más arriba se da a entender, estas personas suelen tener gran facilidad para el estudio, y no digamos para el aprendizaje de otras lenguas.
      Yo soy hija de una española y un marroquí que estudió en un colegio francés. En mi casa hablaba español, en la calle y con la familia de mi padre y algunos amigos hablaba marroquí, pues vivía en Marruecos, y en el colegio y con mis compañeros de clase hablaba en francés. Nunca tuve ningún problema académico. Por el contrario, siempre he destacado en clase (Premio Extraordinario Fin de Carrera por la Universidad de Sevilla, nota media de sobresaliente en Máster, Doctoranda en la Universidad de Granada e investigadora del CSIC), sobre todo en el aprendizaje de otras lenguas (inglés y alemán).
      Por tanto, me parece de una gran irresponsabilidad las opiniones que en este artículo se dan. Y siento que no se haya consultado a otros expertos, que no opinan igual. No usen la educación para legitimar otros fines que nada tienen que ver con ella. El interés que hay por el darija ceutí nada tiene que ver con lo que aquí se trata.
      Y, por cierto, en Marruecos los niños no estudian en Darija, sino en Fusha. Y no se puede decir que todos los alumnos marroquíes hayan fracasado. Ni siquiera aquellos que han estudiado en otras lenguas.

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    2. Ante todo, muchas gracias por sus comentarios. Su opinión es bienvenida para alimentar el debate.

      Enhorabuena por sus grandes resultados académicos, tiene usted un gran currículum. No obstante, que a usted le haya ido bien en el mundo escolar no quiere decir que esa deba ser la norma general. En el artículo se aportan varios datos. Ceuta es la región española con mayor fracaso escolar, afectando este a un 40% del alumnado. Además, en los colegios públicos de Ceuta un 72% de los estudiantes de infantil y primaria tienen el árabe ceutí o dariya como lengua nativa. Muchos expertos establecen una correlación entre ambas cifras. Una correlación que además es intuitiva, perfectamente lógica. Sin embargo, ello no quiere decir que los niños que hablan dariya como lengua nativa vayan a tener automáticamente problemas en la escuela. En ningún momento se afirma eso. Como usted dice, sería una gran irresponsabilidad. Simplemente, parece lógico pensar que será más difícil para un alumno adquirir conocimientos si estos se le enseñan en un idioma que no conoce. Probablemente, muchos de estos niños se sobrepondrán a las dificultades y acabarán aprendiendo el nuevo idioma a la perfección y asimilando los conocimientos que se le imparten sobre las materias sin ningún problema. Claro. Pero también habrá otros que no tengan tanta facilidad y que queden rezagados porque no se les ha tratado conforme a sus necesidades específicas.

      En ningún momento se afirma en el texto que las personas que hablan árabe ceutí como lengua nativa tengan menos capacidad intelecutal. Ni muhcísimo menos. Simplemente se denuncia que en Ceuta no se dan las mismas facilidades a los niños que hablan español y a los que no. Espero que entienda a lo que me refiero.

      Creáme, me hubiera encantado contar con su opinión para realizar este reportaje. He consultado a los expertos a los que he tenido acceso. Nada me hubiera gustado más que poder recoger opiniones contrarias para enriquecer el artículo.

      Por cierto, no hay ningún fin oculto en este reportaje, como usted insinúa en su comentario. Ninguno. Créame. El único fin del texto queda expuesto de manera explícita. Dar cuenta de el problema escolar en Ceuta y de su realidad lingüística.

      No se si usted ha leído mal o yo me he expresado peor, pero creo que el texto en ningún momento dice que en Marruecos los niños estudien dariya. Al contrario, se dice que es un idioma doblemente sometido, tanto por el español en Ceuta como por el Fosha o árabe clásico en Marruecos.

      Saludos y gracias por aportar su opinión.

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    3. Para @Anónimo:

      Gracias por su comentario.

      Lo que argumentan los expertos consultados no es sustituir el español por el dariya. Es, simplemente, atender la diversidad lingüística, incluyendo ambos idiomas en la escuela. La novedad residiría en enseñar español como segunda lengua a los niños que hablen dariya como lengua nativa. Es decir, lo que se hace con el inglés. A un niño español no se le enseña inglés como si fuera su lengua nativa, sino que se aplican unos métodos de aprendizaje diferentes, teniendo en cuenta que es una segunda lengua y no la primera. En el caso del árabe ceutí, los expertos que dan testimonio en el artículo abogan por enseñar a los niños arabófonos el español teniendo en cuenta que es su segunda lengua y no la primera. Nadie quiere la sustitución de un idioma por otro, sino la coexistencia de ambos y su reconocimiento oficial.

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    4. Buenas, ante todo quería disculparme, pues no quería dar a entender que usted tuviera un fin oculto en su artículo. Me refería a aquellos que avalan esta teoría.
      No estoy de acuerdo en que el fracaso escolar en Ceuta se deba a, como usted señala, que los alumnos de primaria e infantil estudien en una lengua que no conocen, pues los niños ceutíes de origen magrebí manejan ambas lenguas. El español no es su segunda lengua (esperemos que no enseñen el español como se enseña el inglés, entonces sí que no lo hablaría ningún niño). Por tanto, el problema del fracaso escolar en Ceuta no es lingüístico. No existe en los niños esa diferencia lingüística de la que hablan los expertos.
      Al decir que en Marruecos no se estudia el Dariya (era un aportación mía, sé que en el texto usted no lo dice)quería señalar que el no estudiar en este dialecto no es causa de nada, ni va en detrimento del aprendizaje del alumno.
      Para terminar, que el dariya se vea como una lengua independiente y sometida al español, en el caso de Ceuta, y al fusha, en Marruecos, es una teoría que muchos arabistas no compartimos.
      Saludos y gracias por abrir este debate

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    5. Una aclaración, cuando digo que el español no es su segunda lengua, quiero decir a como un monolingüe entiende una segunda lengua, es decir, al inglés que estudiamos en el colegio, por seguir su ejemplo.Estos niños manejan el español como su lengua materna.
      Gracias

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    6. Gracias por su comentario. Yo no soy filólogo ni arabista, solo soy un periodista que ha escrito sobre una materia, recogiendo y confrontando los testimonios a los que ha tenido acceso. Tampoco conozco la realidad ceutí de primera mano, por lo que no estoy en condiciones de rebatir sus argumentos. No obstante, estoy seguro de que los expertos que aparecen mencionados en el artículo no estarían de acuerdo con sus argumentos.
      Un saludo.

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  2. Yo, Jaime, le recomendaría (también a algunos de sus expertos, dicho así por no singularizar) este informe del Ministerio de Educación y la U. de Granada: El abandono escolar temprano en las ciudades de Ceuta y Melilla (2010), que, sin dejar de considerar la problemática lingüística (de hecho aboga incluso por ofrecer cursos de árabe y rifeño "de manera opcional para todos los estudiantes, sea cual sea su lengua materna"), concluye claramente que "la peor opción para fomentar las relaciones interculturales sería que sólo se ofreciera su estudio a los alumnos pertenecientes a la cultura árabe o bereber, lo cual no conllevaría a una mejora de las condiciones para la integración socio-educativa" y, más en general, que es "un mejor dominio" de "la lengua española como lengua vehicular de la enseñanza" lo que "les posibilitaría tener experiencias académicas exitosas" (p. 28; cf. p. 189). Aunque, si un valor tiene el informe en comparación con la opinión de algunos de sus expertos (habida cuenta de que no todos los citados lo son en pedagogía, sino, p. ej., en la descripción lingüística del árabe marroquí) es que aborda la cuestión desde todos los ángulos, por más que no haga falta ser muy ducho en la materia para comprender que el problema no es la lengua materna de cada cual, sino unas circunstancias socio-económicas muy concretas, que son verdaderamente las que habría que paliar.

    Por otra parte, no estaría de más conocer de primera mano qué opinan los interesados, es decir, la mayoría de los arabófonos ceutíes y especialmente los padres con hijos en edad escolar, del "experimento" propuesto (como trabajo periodístico sería muy gratificante, creo). En este sentido, es del todo equívoco dar a entender, como hace en el artículo, que ese supuesto "sometimiento" del árabe nativo al normativo se debería sencillamente a la voluntad de una "élite arabo-musulmana" (sin tilde en la a, por cierto, y tan arabo-musulmana como puedan serlo los hablantes menos influyentes). Aun admitiendo que las élites (todas) manejan el lenguaje y la norma lingüística a su antojo, hay que reconocer que la cuestión de la diglosia árabe es bastante más compleja, salvo tal vez para quien, en lugar de estudiar cómo utiliza una sociedad su/s lengua/s, se siente autorizado a prescribir cómo y cuál de ellas debería utilizar en cada situación.

    Entiendo que a estas alturas esté preguntándose a qué tanta objeción: yo, para terminar como empezaba, le recomendaría que en lo sucesivo, cuando consulte a un experto, le pregunte acto seguido por otro que no opine como él, para conocer también sus argumentos. Si le dice que no lo hay, y que todos sus colegas son de su misma opinión, puede que le esté mintiendo.

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    1. Gracias por el comentario, Abu Ilyás. Varias cosas.

      Habría querido explicar más en profundidad la diglosia o la doble diglosia que tiene lugar en Ceuta respecto al dariya. No obstante, como bien sabrá, los periódicos imponen un límite espacial a los autores. Por tanto, estos no pueden explayarse todo lo que gustarían en su análisis de los asuntos que tratan. Es por ello que acoté la explicación a ese ente etéreo denominado "élite arabo-musulmana" (sin tilde, ahora sí).

      Gracias por sus recomendaciones sobre la consulta de fuentes. Como ya dije más arriba, nada me hubiera gustado más que tener acceso a voces distintas para enriquecer el texto. El artículo, ni que decir tiene, no es perfecto. Quizá influya el hecho de que no me dedique al periodismo a tiempo completo, debido a otras obligaciones que me ocupan. Por otro lado, no soy de Ceuta, vivo a más de 500 kilómetros de distancia y no he tenido la oportunidad de viajar allí para realizar este reportaje. Lidiando con estas limitaciones, he tratado de hacer mi trabajo lo mejor posible. Creo que el resultado ha sido positivo. Pero, como sin duda usted, lúcido académico, conoce, nunca llueve a gusto de todos.

      Saludos.

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    2. Créame que no es mi intención "matar al mensajero", pero admita, al menos, que a tenor del titular, la "noticia" no es realmente "el problema escolar en Ceuta" ni "su realidad lingüística", y ni siquiera la posibilidad de abordar el español como segunda lengua, sino que la fórmula propuesta por algunos expertos (principalmente en el estudio del árabe marroquí, no en pedagogía, salvo Rivera tal vez, que sin embargo figura en el artículo como ¿"experta en árabe ceutí"?) sigue sin ponerse en práctica "por la resistencia de las autoridades", dándose a entender que no hay más obstáculo a esta controvertida solución que la cerrazón de aquellas, mientras que las opiniones autorizadas son unánimes. En este sentido, servidor dista mucho de ser un "lúcido académico" y, por descontado, un experto en esta problemática escolar, aparte de vivir casi tan lejos de Ceuta como usted; pero no obstante alcanzo a ver que en su artículo sólo llueve a gusto de unos: tanto, y no se ofenda, que el artículo podían haberlo escrito ellos.

      Permítame, además, terminar discrepando igualmente: la identidad cultural y religiosa de esos 30.000 hablantes se sustenta tanto en el árabe normativo, la (no "el") fosha, como en "su menospreciado idioma", particularmente en el caso de la religiosa. Como la profesora Vicente podrá confirmarle, para la mayoría de esos hablantes una escolarización basada en su lengua nativa sería, sencillamente, inadmisible, tanto por motivos ideológicos como prácticos. A este respecto, tampoco su artículo deja muy claro qué expertos están a favor de convertir la dariya en lengua vehicular de la enseñanza para todos los arabófonos y cuáles a favor de darle sólo cabida, de un modo limitado, con el único fin de mejorar la competencia en español de algunos alumnos con dificultades. La diferencia es grande.

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    3. ¿Sabe lo bueno? Que gracias a sus comentarios y a los de la señora Gracia Mechbal el artículo se ha enriquecido muchísimo. Ahora el lector interesado podrá leer sus opiniones, diferentes a las expresadas en el texto inicial, y formarse una idea propia sobre el tema. Gracias y un saludo.

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